domingo, 5 de diciembre de 2010

¿Qué herramientas tiene el cuerpo para contar? (II)

Convencida de que, a pesar de cuantas herramientas fisiológicas tuviera el cuerpo, el ejercicio mismo de contar me habría de situar más allá de la propia piel, me acordé de las palabras de Martín Padrón…Mejor dicho, me acordé de mis propias palabras, cuando creí haber entendido que, para éste, sólo había una posibilidad o propuesta válida: la de ser–siendo en un marco espacio-temporal determinado. Esto implicaba, según mi (mal) entender, ser únicamente desde la globalidad. Y bailar era inevitablemente esto.

Qué herramientas tiene el cuerpo para contar…, pues evidentemente tenemos el cuerpo mismo, como hecho fisiológico, con todos sus órganos y sus tejidos en unos límites determinados y sin mayor trascendencia, salvo que creamos en habilidades extra-corporales tales como la telequinesia (quién sabe…), por ejemplo. Tenemos el espacio que ese cuerpo ocupa y en el que éste se halla situado, y que es un espacio del propio cuerpo en tanto que no hay posibilidades para un cuerpo fuera del espacio mismo. Y el tiempo que entraña cualquier forma de ejercicio, como valor (meramente acumulativo) o como experiencia (como un hecho efímero). Si bien es cierto que no tiene porqué haber una relación entre ambos de pertenencia, no tanto como mis propias piernas, o mi estómago o mi cabeza para mí misma; sí que la hay en un sentido ontológico, pues no se cumliría la condición de ser, indispensable para contar lo que quiera que sea, fuera de un espacio y tiempo dado (independientemente de los atributos de estos últimos).

Qué herramientas tiene el cuerpo para contar..., el propio hecho de ser en un espacio y en un tiempo más o menos finito, según creí haber (mal) entendido de la propuesta de Martín Padrón...

Pero, ahora me surgía la duda, tanto Hirst como Von Hagens, a los que me referí anteriormente, habían logrado que sus cuerpos plastificados o en formol sobrepasaran ciertas circunstancias -entre ellas determiandos límites temporales que acompañan al hecho de ser viviendo-, para seguir contando algo. Ambos artistas, a pesar de partir del reduccionismo fisológico, gracias a la intervención del público habían logrado superar los límites del cuerpo mismo.

Qué herramientas tiene el cuerpo para contar..., pues todo lo antedicho más el espacio de la acción comunicativa y sus resultados.

Me gustaría pensar que las herramientas que tiene el cuerpo para contar son entonces infinitas, tal como la capacidad de la danza para agrandar los límites de lo que puede ser contado.

¿Qué herramientas tiene el cuerpo para contar? (I)

La primera vez que Laura Marrero lanzó al aire, y a cada uno de nosotros, esta pregunta, mi respuesta fue básicamente funcional y orgánica:

El cuerpo –en resumidas cuentas– posee un conjunto de tejidos (piel, músculos, huesos, tejido conectivo,…) especializados, y capaces de cumplir funciones específicas, organizándose –hasta cierto punto– para realizar tareas más complejas.

Aquello que quiera que sea que yo haga con mi cuerpo, pasa inevitablemente por él y parte sólo desde aquel mismo.

¿Puede ocurrir o darse alguna diferencia semántica sin una previa diferencia física?

La primera vez que traté de dar respuesta a la cuestión acerca de las herramientas que tiene el cuerpo para contar, no pude, en la sala de danza del propio Teatro Victoria, dar más soluciones que las típicas contestaciones fiscalistas, y no supe articular palabras más allá de los conceptos que poseen una inminente traducción física. Sea lo que sea contar, como estado mental o proceso, había quedado reducido a un estado o proceso físico. Como si fuera una anatomista-artista, intentando diseccionar con palabras las múltiples posibilidades del cuerpo y del lenguaje.



En aquel momento me hallé cercana al reduccionismo; quizás como Gunter Von Hagens o como el inglés Hirts, quienes han encontrado, como otros tantos aunque tal vez sin alcanzar semejantes niveles mediáticos, una forma de contar basada o apostando por el fisicalismo metodológico.

No obstante, la propia cuestión de contar, me devolvió, transcurridos verios meses, hacia la cuestión de la consciencia/conciencia, y a un antiguo problema que sentenciaba que el significado no puede estar determinado por lo que hay en nuestras mentes. Ésta vz, en vez de emplear animales en formol o pegamentos especiales, la explicación me situaba en Tierras Gemelas, Cerebros en Cubetas o habitaciones en Blanco. Hilary Putnam, a pesar de que se desdijo en numerosas ocasiones en su vida (algo que considero tremendamente sano), defendió que el conocimiento o la justificación dependen de factores externos a la mente, no están determinados sólo internamente.


miércoles, 13 de octubre de 2010

Ser el centro o ser paisaje


En suscesivas sesiones del proceso creativo, LAURA MARRERO MARCELINO nos ha planteado la cuestión de ser, siendo de maneras alternativas, el centro de una propuesta y paisaje de la misma. Lo que tiene traducción en el estar- estado, tanto como en la circunstancia. De cualquiera de las dos formas, implica un ser, un estar ahí, o "ser ahí". Algo así, tal vez, como el Dasein de la teoría Heideggeriana. Por cierto, no sabía que Heidegger hubiera coincidido con Ortega y Gasset. Este último, según sus propias palabras, reconocía que no podía ser sino su circunstancia.

De cualquiera de las dos formas, siendo centro o siendo paisaje, me parece que la cuestión acerca de cómo estar presente en ambas ocasiones podría resolverse simplemente siendo. Siendo "eso que está ahí", la circunstancia misma,...da igual el enfoque.

Somos lo sido, lo vivido, la circunstancia sin duda, pero también (y sorprendentemente) nos perdemos constantemente en ella. Nos abandonamos en lo cotidiano. Nos perdemos en una conversación tanto como en una serie de movimientos. Tal vez por ello, el hecho de ser coherente con una propuesta en todo momento, con independencia de las herramientas empleadas, sea casi lo más difícil de este ejercicio.

De nuevo, ser siendo, da igual centro o paisaje, me exige estar presente de una manera comprometida con mi propuesta. Da igual tanto los atribtutos o las cualidades para moverme que pueda desplegar, como el hecho de no moverme mismo.

domingo, 10 de octubre de 2010

Moverse Presente

En la primera sesión, celebrada en Septiembre de 2010, la propuesta de trabajo fue iniciada con la pregunta ¿QUÉ ES MOVERSE PRESENTE?

En aquella ocasión mis respuestas se circunscribieron a la cuestión de la presencia:
Presencia es hacer consciente la existencia. Moverse presente, es dar (pues) valor (en un sentido amplio) a dicha existencia. Diferenciar el estado de el atributo (ser/estar).

A lo largo de los días me he ido acordando, la verdad, no sé porqué, de Martin Heidegger y de las asignaturas de Metafísica de la carrera. Por supuesto que no me iba a traer los apuntes a Canadá ni pensaba ponerme a estudiar, más, de nuevo, sobre este asunto. Pero gracias a Internet, pude recordar algo que vagamente inutía que defendía aquel autor y sus estudiosos: "El ser es Actualidad -tal y como luego han desvelado autoresotros estudiosos como Zubiri- es la presencia de lo real en el mundo. El ser es estar siendo, "ser es siempre y sólo ser mientras". Fuente: http://www.euskalnet.net/adaher/heidegger.htm

Tras releer algunas notas de Heidegger y de Zubiri, no me quedaban duda de que la cuestión sobre la presencia, sobre el presente, estaba clara, ya que no había otra forma de ser más que en la actualidad y en acto. Ahora bien, revisando mis propias palabras, me planteaba cuáles serían las consecuencias de re-pensar aquello que había dado por sentado 1) la cuestión de la conciencia (¿qué es hacer consciente?); y 2) la cuestión del movimiento (¿cuáles son sus dimensiones y sus atributos?)...





Moverse Presente

Este Blog lo he creado como una herramienta para seguir, desde la distancia, las propuestas de trabajo de LAURA MARRERO MARCELINO, a través del Taller/Propuesta de Proceso Creativo , que se celebra de manera periódica en el ESTUDIO DE DANZA DE CARMEN BLANCO http://blancodanza.blogspot.com.

Este Blog está abierto a aquellas personas que involucradas en dicho proceso deseen realizar sus aportaciones; y al igual que el propio proceso, está abierto en a nuevas metas, fines o resultados.